4 recomendaciones para incrementar la energía del dinero en la empresa

  • La respuesta está en la mentalidad de los directivos. Cuando quienes toman decisiones lo hacen desde la carencia —“no es el momento”, “mejor esperar”, “todo va a empeorar”— la empresa se encierra en una burbuja de miedo. Y esa mentalidad no solo frena el crecimiento propio: Si no lo que piensas lo atraes,  alimentando un círculo vicioso que impacta a proveedores, trabajadores, bancos y a toda la economía. Es una profecía autocumplida: si dejamos de mover la rueda, efectivamente todo se detiene.

En tiempos de incertidumbre política, tensiones geopolíticas y mercados volátiles, muchas empresas parecen caer en un estado de parálisis. Pero el verdadero origen de esta inmovilidad no es externo. No son las guerras, los aranceles ni los cambios de gobierno los que detienen el crecimiento. Son las personas que lideran esas empresas —sus miedos, sus creencias, su mentalidad— quienes activan o frenan la energía del dinero dentro de una organización, según Janneth Parra, Gerente Comercial de INANDES Grupo Financiero.

Asimismo, explicó que el dinero, entendido como energía, fluye hacia donde hay visión, acción y confianza. Pero cuando quienes toman decisiones se aferran a una lógica de protección extrema, alimentada por miedos generados por titulares alarmistas y estadísticas que solo muestran la parte oscura del panorama, esta energía se bloquea. Las inversiones se detienen, la innovación se congela y la empresa entra en modo supervivencia, aún sin estar en peligro real.

Esta actitud reactiva no es nueva. La historia económica está llena de casos donde la diferencia entre el éxito y el fracaso fue la mentalidad del líder. Un ejemplo icónico es John D. Rockefeller. En medio de un periodo de crisis y temor en la industria del petróleo, cuando otros vendían y huían, él se mantuvo en silencio, observando, analizó con claridad y compró lo que todos consideraban “malas empresas”. Ese movimiento estratégico —alimentado por la disciplina de la percepción  y no por el miedo— lo convirtió en uno de los empresarios más exitosos de la historia.

“Hoy, vemos una repetición del mismo patrón. Por ejemplo, el sector agroexportador y algunos otros sectores, se muestran temerosos por los aranceles estadounidenses. Sin embargo, pocos se detienen a pensar que, crisis o no, la demanda de productos como los espárragos o los arándanos no va a desaparecer. Estados Unidos no dejará de consumirlos. Entonces, ¿por qué paralizarse en vez de buscar nuevos mercados o fortalecer las cadenas de valor existentes?”, agregó.

Resaltó que la respuesta está en la mentalidad de los directivos. Cuando quienes toman decisiones lo hacen desde la carencia —“no es el momento”, “mejor esperar”, “todo va a empeorar”— la empresa se encierra en una burbuja de miedo. Y esa mentalidad no solo frena el crecimiento propio: Si no lo que piensas lo atraes,  alimentando un círculo vicioso que impacta a proveedores, trabajadores, bancos y a toda la economía. Es una profecía autocumplida: si dejamos de mover la rueda, efectivamente todo se detiene.

En ese sentido, la gerente de INANDES detalló algunas propuestas sobre cómo romper con esta mentalidad limitante:

1.Gobernar las emociones, no ser gobernado por ellas.

Los grandes líderes no son aquellos que nunca sienten miedo, sino quienes no toman decisiones basadas en él. Ante escenarios difíciles, la clave es preguntarse: ¿esta decisión nace del análisis o del temor? Aprender a reconocer nuestras emociones sin dejar que decidan por nosotros es un primer paso vital. Calmar los nervios

2. Tener un foco claro y una visión estratégica.

Una empresa que sabe hacia dónde va, no se desorienta con cada noticia. El liderazgo con claridad de propósito permite ver oportunidades donde otros solo ven caos. No se trata de negar los riesgos, sino de aprender a leerlos como parte del terreno de juego. Optar por ver lo bueno en cada situación.

3. Reforzar la confianza con información.

Los líderes deben comunicar con hechos y datos, no con suposiciones ni con el eco de los medios. Generar confianza interna (con el equipo) y externa (con inversores, clientes y aliados) pasa por ofrecer información clara, realista y enfocada en las posibilidades.

4. Estar atentos, presentes y con mentalidad abierta.

La abundancia no llega a quienes esperan condiciones perfectas. Llega a quienes observan, escuchan y actúan desde una mentalidad abierta. Estar en modo “presente” permite captar señales de oportunidad incluso en medio del desorden.

Finalmente, la energía del dinero responde a la actitud de quienes la mueven. Si los líderes empresariales continúan esperando un entorno ideal para actuar, seguirán perdiendo terreno frente a aquellos que, como Rockefeller, saben que en medio del miedo se esconden las mayores oportunidades. No es el contexto lo que define el destino de una empresa, es la mentalidad con la que se lo enfrenta. Debemos concentrarnos en lo que podemos controlar.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *