John Murillo, Chief Business Officer de B2BROKER, un proveedor global de soluciones fintech para instituciones financieras

Esta semana, todas las miradas estuvieron puestas en el cambio de tono de la Reserva Federal, mientras los mercados asimilan las recientes declaraciones del presidente Jerome Powell. Antes, todos esperaban un recorte de tasas en septiembre, pero la cautela de Powell sobre la fortaleza del mercado laboral hizo que la decisión fuera menos segura. Además, Trump parece presionar aún más a la Fed, con sus recientes comentarios sobre la salida de Cook. Sin embargo, la Fed sigue siendo imparcial y guiada por datos, y no se apresurará a flexibilizar hasta que la inflación muestre señales más convincentes de enfriamiento. Esto fortaleció al dólar estadounidense, ejerciendo presión sobre las monedas latinoamericanas.
El mercado de México se ha mantenido sorprendentemente sólido. El peso mexicano se sostuvo fuerte frente al dólar, y su principal índice bursátil, el IPC, incluso subió un 1% a pesar de la volatilidad global. Esto demuestra que los inversionistas confían en la gestión económica de México y creen que la inflación permanecerá bajo control. En mi opinión, México es por ahora el mejor destino de la región en términos de estabilidad.
Brasil, en cambio, enfrenta algunos desafíos. Recientemente, Brasil y México actualizaron sus acuerdos comerciales, buscando estrechar la cooperación y diversificar el comercio. Esta es una buena noticia para los sectores exportadores brasileños, especialmente mientras enfrentan los efectos de los aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos brasileños. Estos aranceles no solo amenazan la participación de Brasil en el mercado estadounidense, sino que también ponen en riesgo su competitividad global, ya que la inflación interna sigue siendo alta. El Banco Central ha respondido manteniendo las tasas de interés en 15%, intentando equilibrar el control de la inflación con el apoyo al crecimiento en medio de estos choques externos.
La situación de Argentina es distinta. Aunque el peso parece estable, la realidad es que la confianza de los inversionistas está debilitada por las preocupaciones sobre la inflación y la inestabilidad política. Esta desconfianza está afectando tanto al mercado bursátil como a la moneda. La recuperación económica de Argentina sigue siendo frágil, y sin reformas estructurales sólidas, se esperan nuevas turbulencias.