Cinco propuestas para frenar el consumo de alcohol en adolescentes

Frente al aumento del consumo de alcohol en menores, expertos alertan que el enfoque punitivo ha fracasado y proponen educar desde la escuela y la comunidad.
CAPLAB – Perú y la Red Regional de Acción Preventiva para la Adolescencia y la Juventud apuestan por la educación como la forma más efectiva de prevención.
La participación en actividades extracurriculares puede tener un efecto preventivo significativo frente al consumo de alcohol en la adolescencia. Un estudio comparativo realizado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia y publicado en Addictive Behaviors Reports (2019) reveló que los adolescentes que participan en clubes escolares tienen un 44 % menos de probabilidad de iniciar el consumo de alcohol. Estos espacios no solo promueven habilidades sociales y personales, sino que también ofrecen entornos protectores frente a conductas de riesgo.
“Cuando hablamos de las conductas de riesgo que enfrentan los adolescentes,muchas veces no nos detenemos a pensar qué origina estos comportamientos, cuáles son las causas y qué podemos hacer también nosotros como adultos para prevenir educando y empoderando. Y orientar a los adolescentes hacia planes de vida positivos”, señala el psicólogo clínico Ruben Verde Céspedes, Coordinador Nacional del Programa “En Serio” Perú, Vocero de la Red Regional de Acción Preventiva para la Adolescencia y la Juventud.
Desde CAPLAB y la Red Regional se proponen cinco líneas concretas de acción para enfrentar esta realidad de manera holística:
- Programas escolares de prevención centrados en habilidades socioemocionales, como autoestima, toma de decisiones, empatía y manejo de la presión social.
- Participación activa de madres, padres y cuidadores en talleres de comunicación y acompañamiento, reforzando su rol como agentes protectores.
- Organización de coaliciones juveniles locales, donde adolescentes sean protagonistas del diseño e implementación de soluciones comunitarias, alejadas de la lógica punitiva.
- Alianzas entre escuelas, municipios, centros de salud y organizaciones sociales, que permitan articular esfuerzos y controlar el entorno cercano.
- Fortalecimiento del clima escolar positivo, con docentes capacitados en prevención, reglas claras y espacios donde los adolescentes se sientan escuchados y respetados.
Estas estrategias, ya aplicadas en varias regiones de Perú y Latam, han demostrado resultados tangibles: reducción del consumo de alcohol, aumento del sentido de pertenencia y participación sostenida de jóvenes en espacios comunitarios.
La educación es la mejor prevención:
“La Red se creó para enfrentar este problema de manera colectiva y estratégica. Hoy, después de más de un año de trabajo articulado, venimos impulsando acciones de prevención en 12 países de América Latina y el Caribe, con foco en la educación, la participación juvenil y el fortalecimiento comunitario. Este no es un desafío de una sola institución: necesitamos sumar a todos los sectores —escuelas, familias, autoridades, medios— si realmente queremos proteger el presente y el futuro de nuestras adolescencias”, concluye Verde Céspedes de la Red Regional de Acción Preventiva para la Adolescencia y la Juventud.
En América Latina, más del 50 % de los adolescentes ha consumido alcohol, muchas veces antes de los 15 años. En Perú, el 59,7 % de adolescentes entre 12 y 17 años ya ha probado alcohol, una tendencia que se mantiene hasta los 18, según datos del MINSA, CEDRO y el Instituto Nacional de Salud Mental.
Expertos coinciden en que la educación sigue siendo la forma más efectiva de prevenir factores de riesgo como el consumo de alcohol en adolescentes, ciber acoso, apuestas en línea, afectación de la salud mental y otros. Formar desde la escuela, acompañar desde la familia y empoderar desde la comunidad permite construir entornos protectores y sostenibles. En esa línea, la Red Regional de Acción Preventiva para la Adolescencia y la Juventud —activa actualmente en 12 países de América Latina y el Caribe— viene colaborando con diversos actores para integrar enfoques preventivos en proyectos dirigidos a jóvenes, con especial énfasis en la participación, la corresponsabilidad y el desarrollo de habilidades para la vida.