Transporte refrigerado silencioso: Clave para disminuir la contaminación acústica por vehículos

En las grandes ciudades, es inevitable no estar expuestos a la contaminación acústica por vehículos que abarca desde el rugido del motor de una motocicleta hasta el ruido que genera un camión de reparto en una actividad logística cotidiana. En cualquiera de los casos, impacta en nuestra salud y calidad de vida.
De hecho, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que el ruido es la segunda causa ambiental de problemas de salud, justo por detrás de la contaminación atmosférica. Trastornos del sueño, estrés crónico, deterioro cognitivo y enfermedades cardiovasculares son algunas de sus consecuencias.
Por eso, la logística silenciosa se erige como un nuevo frente de innovación que comienza a tomar relevancia, más allá de los avances en movilidad limpia y reducción de emisiones –que no dejan de ser indispensables—. Y en particular, las tecnologías que apoyan un bajo nivel de ruido en el transporte refrigerado, un sector que representa una fuente significativa de contaminación acústica vehicular en zonas urbanas densamente pobladas, incluso durante horarios nocturnos o de descanso.
“Ahora, además de garantizar eficiencia energética y sostenibilidad, es importante prestarle más atención al ruido generado por los equipos de refrigeración móvil, ya que también tiene un impacto directo en la calidad de vida urbana. La transición hacia soluciones eléctricas es un tema de responsabilidad social”, señala Ivan Collazo, gerente comercial de Thermo King Latinoamérica.
Un informe de OEFA monitoreó 250 puntos en Lima Metropolitana y el Callao, y encontró que el 90.2% de esos puntos tienen niveles de ruido que exceden el Estándar de Calidad Ambiental (ECA-Ruido). La principal fuente de contaminación sonora es el tránsito vehicular, especialmente por: vehículos antiguos sin mantenimiento, transporte informal (mototaxis, combis), uso indiscriminado de bocinas y congestión vehicular en horas pico.
Si bien esta tendencia responde a la necesidad de mejorar la distribución de alimentos, medicinas y otros insumos, también plantea desafíos importantes para la salud ambiental y auditiva de las ciudades. Frente a este contexto, se vuelve imperativo electrificar el transporte refrigerado e incluir más soluciones tecnológicas para reducir el ruido urbano, especialmente en zonas sensibles como hospitales, escuelas o áreas residenciales.
Entre las soluciones tecnológicas más destacadas que permiten refrigeración sin ruido ambiental, se encuentran:
- Sistemas de refrigeración eléctrica que eliminan el uso de motores diésel auxiliares.
- Silenciadores y contención del ruido que fungen como componentes diseñados especialmente para reducir el ruido, además de tecnologías de contención para evitar que este se filtre.
- Sensores inteligentes que utilizan la delimitación geográfica para detectar las áreas sensibles al ruido. Esto permite que entren en modo “ultrasilencioso” para realizar una entrega y regresar al modo de funcionamiento normal cuando salen de dicha zona.
- Aislamiento acústico optimizado en el diseño de la unidad para evitar la propagación del sonido.
- Integración con sistemas telemáticos para monitorear remotamente el rendimiento térmico sin intervención humana directa.
Estas tecnologías no solo cumplen con normativas de ruido cada vez más estrictas, sino que también responden a una creciente exigencia social por entornos urbanos más silenciosos y amables.
Los beneficios de reducir el ruido logístico no se limitan al confort acústico. Incluyen impactos positivos en salud, eficiencia operativa y percepción ciudadana:
- Mejora la calidad del sueño en zonas residenciales.
- Reduce el estrés y la irritabilidad provocados por el ruido continuo.
- Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares asociadas a la exposición prolongada al ruido.
- Favorece la aceptación social de operaciones logísticas en zonas urbanas.
- Permite entregas nocturnas sin afectar la convivencia urbana.
La lucha contra la contaminación acústica por vehículos ya no es una batalla exclusiva de la planeación urbana. Hoy, la logística se convierte en un actor protagónico en la transformación del entorno. Desde vehículos más limpios hasta un transporte refrigerado sostenible, el sector tiene la capacidad de contribuir a ciudades más habitables.
En ese sentido, el silencio también puede convertirse en un nuevo indicador de eficiencia logística. Incorporar vehículos refrigerados eléctricos no solo optimiza rutas y reduce emisiones, sino que permite a las empresas operar en horarios más amplios sin generar molestias, mejorar su reputación social y adaptarse a normativas ambientales cada vez más estrictas.
“Una entrega que no se escucha es una entrega que respeta el espacio común. En la logística del transporte refrigerado, el silencio es un factor que cada vez adquiere más relevancia, porque el bienestar urbano también se mide en decibeles”, concluye Ivan Collazo.