“Fuera de la Jaula”: la propuesta educativa que busca fortalecer el desarrollo emocional y compromiso social en los escolares

Cada vez más colegios en el Perú apuestan por actividades que invitan a sus estudiantes a explorar nuevas realidades, convivir con comunidades diversas y poner en práctica lo aprendido en contextos reales. Estas experiencias no solo refuerzan el aprendizaje académico, sino que también fortalecen el desarrollo emocional, social y espiritual de los escolares, dimensiones cruciales para su formación integral. 

Este tipo de experiencias, que pueden tomar la forma de viajes solidarios, trabajos de campo o voluntariados rurales, están ganando cada vez más espacio en las currículas escolares para que los estudiantes comprendan el valor de la solidaridad y el compromiso social, al mismo tiempo que fortalecen su desarrollo personal y académico. 

Según John Peralta, Asesor Pedagógico del Colegio de la Inmaculada, estas vivencias generan beneficios concretos en la salud emocional y psicológica de los adolescentes, ayudándolos a desarrollarse de manera más integral. Tal es el caso del programa “Fuera de la J´aula”, cuyo objetivo es sacar a los estudiantes de su zona de confort para que aprendan a convivir con realidades distintas, desarrollen empatía y pongan en práctica sus conocimientos en situaciones concretas. 

Peralta indicó que entre los principales beneficios que ofrecen estas experiencias en los estudiantes se encuentran:

Fortalecimiento de la autoestima: Al sentirse capaces de generar un impacto positivo en otras personas, los estudiantes ganan confianza en sí mismos. Por ejemplo, al dar clases en escuelas rurales, organizar actividades comunitarias o ayudar en proyectos locales, comprueban que sus acciones tienen valor real y que son capaces de contribuir significativamente.

Reducción del estrés y la ansiedad: Salir del entorno académico habitual permite una desconexión saludable de la vida urbana. Estar en contacto con la naturaleza, disfrutar del silencio de un pueblo pequeño, contemplar la noche estrellada contribuye sin lugar a dudas al bienestar emocional.

Desarrollo de la empatía: El contacto directo con realidades distintas, como las que se encuentran en comunidades rurales o en situaciones de vulnerabilidad, sensibiliza a los jóvenes. Convivir con otras familias, escuchar sus historias y compartir actividades diarias despierta en ellos una mirada más compasiva y humana. Estamos convencidos que para madurar es necesario “descentrarse” y esta experiencia consigue ese propósito.

Fomento del sentido de propósito: Estas vivencias con impacto social ayudan a los escolares a encontrar un sentido más profundo a lo que hacen. Por ejemplo, cuando ven que un proyecto que propusieron mejora la vida de una comunidad, entienden que sus conocimientos y acciones pueden generar cambios reales. Esto fortalece su motivación y compromiso futuro.

Estímulo de la resiliencia: Enfrentar desafíos reales, como adaptarse a condiciones diferentes, dormir en escuelas o locales comunales y solucionar imprevistos en campo fortalece la capacidad de adaptarse y superar dificultades. Aprenden a gestionar la frustración, a ser más flexibles y a buscar soluciones desde la cooperación.

Mejora de habilidades sociales: La convivencia en comunidad favorece el trabajo en equipo, la escucha activa, la solidaridad y la toma de decisiones en grupo. Al compartir responsabilidades (como cocinar la cena para sus compañeros) y con miembros de las comunidades visitadas, desarrollan habilidades de comunicación y liderazgo.

Cada año, los alumnos de cuarto de secundaria del Colegio de la Inmaculada viajan a distintas regiones del país para convivir y colaborar con comunidades campesinas. En su última edición, estuvieron en Ayacucho, donde trabajaron con 8 comunidades locales en un proceso de inmersión que les permite comprender desde adentro la vida cotidiana de peruanos como ellos.  

“En esta convivencia, los estudiantes también descubrieron a Dios en el rostro de niños que los buscaban para jugar, en la generosidad del hombre del campo que comparte a manos llenas lo poco que tiene. Se trata de una oportunidad valiosa para formar jóvenes más humanos, empáticos y comprometidos con su país. Y es que aprender consiste en darnos cuenta que un corazón sensible acompañado de un espíritu fuerte es suficiente para transformar”, explica Peralta. 

El Colegio de la Inmaculada, fundado en 1878, está comprometido con el desarrollo integral de sus estudiantes, enmarcado en una sólida base de excelencia académica y formativa. Su reputación como pionero en la innovación educativa se fortalece a medida que continúa explorando nuevas metodologías y tecnologías para enriquecer el proceso de enseñanza y aprendizaje. Este compromiso con la innovación se refleja en la dedicación de su distinguido cuerpo docente, experto en estrategias y en un discernimiento pedagógico constante que potencian el desarrollo académico y personal de cada estudiante.

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